El acceso a servicios de salud de calidad es un derecho universal, en nuestras poblaciones hay personas que no tienen este acceso universal, muchas veces debido a su situación legal. En todo el mundo, nuestras obras de salud son pequeñas, pero de gran alcance. Establecemos clínicas provisionales, centros de donación de sangre e instalaciones de formación en comunidades marginadas afectadas por un brote que carecen de servicios de salud. Diseñamos y construimos el tipo de infraestructura que permite trabajar juntos a médicos, pacientes y autoridades. Por encima de todo ello está el programa Polio Plus, que todos conocemos y que además de casi erradicar la polio, ha contribuido a desarrollar en muchos países cadenas de frio para la conservación y distribución de vacunas, no sólo contra la polio. En nuestras comunidades podemos acercarnos a los colectivos más desfavorecido, cuya disponibilidad de la sanidad universal, no siempre está garantizada y desarrollar programas para la prevención o tratamiento de diabetes, SIDA, así como exámenes de audición, vista u odontológicos.